Cómo Lograr El Acuerdo En El Matrimonio
La vez pasada platicamos acerca del desacuerdo en el matrimonio y lo que nos roba. Pero te dejé colgando, ¿verdad? Hoy vamos a ver cómo podemos lograr el acuerdo y por ende, un ambiente lleno de harmonía y paz en el hogar, donde todos marchamos juntos hacia el propósito que Dios nos ha designado.
¿Cómo has estado? Fíjate que yo estoy felíz, pues Dios nos ha abierto la puerta para conocer a varias familias en Antequera, España, y esta semana mi Papacito está allá, platicándoles lo que Dios ha hecho en nuestra familia a través de Su Palabra. Abajo incluí algunas fotos. Como te conté al principio, todo lo que Dios nos ha enseñado lo queremos compartir con otros, ¡pues la transformación es radical!
Prima, sé que a veces lo que te digo es diferente a lo que has oído, pero son cosas que hemos visto en la Biblia y comprobado con nuestras propias vidas. Al comenzar a poner estas cosas en práctica, uno se siente raro… como tirarte a nadar aún con la ropa puesta. No se siente cómodo. Pero eso solo es porque es un nuevo concepto. Es más, tal vez te emociones, lo pongas en práctica y después de unos cuantos nuevos retos, te preguntes si vale la pena! Pero estoy aquí para decirte que sigas adelante. ¡Sí vale la pena!
Bueno, el Acuerdo. Pensaste que se me había olvidado lo que veníamos a platicar, verdad? Jiji.
Este es el proceso del desacuerdo: Ella opina una cosa, él opina otra. Entra el orgullo y uno o el otro siente la necesidad de defender su posición y ni uno ni el otro se baja de su macho (Santiago 4:1). De ahí, como dice Santiago 3:16…
“Porque donde hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala.”
¿Viste lo que dice? ¡TODA COSA MALA!
No es por nada, pero eso me suena a destrucción. Yo no deseo NINGUNA cosa mala en mi familia, mucho menos TODA cosa mala!
La respuesta es alinear nuestras ambiciones con las de Dios.
Dios desea lo mejor para todos. Él es Bueno y Justo, Perfecto y Santo. Entonces es cuestión de buscar lo que Dios dice al respecto, o lo que él desea en cierta situación, y de ahí es sencillo alinearnos con Él. Adiós confusión. Adiós pleito. Adiós desacuerdo.
¿Sencillo? Sí. ¿Facil? No.
Muchas veces nuestra naturaleza carnal quiere hacer berrinche. No quiere hacer lo correcto. No se quiere someter a la corte de más alta opinión. Pero si queremos lo mejor para nuestro matrimonio y para nuestros hijos, mejor un momento colorado que mil descoloridos.
Voy a ser muy transparente contigo: Yo no sabía lo orgullosa que era hasta que me casé. Y no sabía lo enojona que era hasta que tuve hijos. Pero con la ayuda de Dios y Su Palabra, mejoramos todos los días cuando nos cedemos a Sus caminos.
Hasta la próxima, linda. Eres una Mamacita de Verdad. Una Mamacita por dentro primeramente que se desborda a tu exterior y todos lo pueden ver. ¡Sigue la transformación!
Cuéntame cómo te va, y si tienes alguna pregunta. ¿Sale? ¡Me encantaría saber!
Me encanta lo que comentas acerca de todo lo que no sabemos acerca de nosotros mismos sino hasta que no lo vemos reflejado en la otra persona, en los más cercanos a nosotros: nuestro esposo y nuestros hijos, que están como enormes espejos de todo lo que no hemos visto (o no hemos querido ver) y que existe bien dentro de nosotros. Creo que no hay mejores maestros para mostrarnos esto, y también creo que ahí es donde realmente podemos comenzar con el aprendizaje y el cambio, en el único lugar donde es posible: dentro de mí. Si yo crezco, mi familia crece, el mundo crece. Si permito que Dios esté en mí, el resto se ilumina. Yo no puedo hacer nada por educar a mis hijos, incluso ni siquiera por tener un acuerdo con nadie… si antes no lo hago conmigo misma. Y creo que ahí está el reto!!!
¡Sí Marce! Y por eso cuando oro por mi familia, inevitablemente termino orando por mí. Pidiendo sabiduría y discernimiento en cada situación que se presenta conforme los niños van creciendo, etc. También haciendo memoria de la gracia que Dios me extiende y proponiéndome recibirla, más cuando, como tú dices, ¡me veo en el espejo de mi familia! Y al recibir esa gracia yo, entonces puedo extendérsela a ellos.