Una Linda Historia de Restauración Familiar – Brad Comparte
¡Buenos Días, Linda! Estoy muy emocionada, pues hoy mi Papacito va a compartir su lado de la historia de cómo comenzó todo con un grave error, pero cómo Dios transforma nuestros errores para el bien. Puedes leer el comienzo de esta historia, y la carta de Audra aquí. Así que sentémonos a ese café de altura que huele tan delicioso, y Brad, cuéntanos…
“¡Estoy embarazada!” Dos palabras que normalmente son recibidas con felicidades, pero cuando sucede fuera del tiempo y el contexto correcto, puede causar que el corazón te brinque a la garganta. Y eso es exactamente lo que me sucedió cuando hace 24 años, mi novia me dijo esas palabras. “Y ahora, ¿qué voy a hacer?” pensé. Desgraciadamente, escuché un mal consejo y me desaparecí de la escena… ¡y corriendo!
Después de unos años llegué a entender el gran amor y la gracia que Dios tiene hacia mí y acepté la responsabilidad de mi error más grande. Había relegado mis derechos paternales y lo único que me quedaba era confiar que Dios tomaría mi error y lo transformaría para el bien. La pequeña foto de una linda bebé, lo único que quedaba de ella, la mantuve conmigo, guardada en las páginas de una antigua Biblia. De vez en cuando la sacaba y oraba, “Dios, dondequiera que esté mi hija, llévala a Tí. Pon gente en su vida que le hablen de Tu amor. Y Padre, ayúdame a encontrarla, en el tiempo y lugar correcto.” No me dí cuenta que en ese momento, años antes de que Dios me la restaurara, mi corazón se había vuelto hacia ella, y ese siempre es el comienzo de cualquier reconciliación.
Cuando conocí a Celina y comenzamos a hablar de casarnos, le dije que tenía una hija en algún lugar, y que estaba creyendo que Dios me la iba a restaurar. Le pedí que me aceptara aún con este error, y como siempre, Celina se tomó su tempo para pensarlo. ¡Já! ¡Qué nervios! Pero yo sabía que ella se merecía alguien sin pesadillas del pasado. Estoy tan agradecido que su respuesta fue “Sí”, y con eso me extendió la gracia que me empoderó para ser un mejor hombre.
Adelántate al año 2010, cuando recibí un mensaje inesperado por Facebook de una antigua amistad preguntándome si algún día quería conocer a mi hija. ¡Por supuesto! ¡Esto era lo que por años le había pedido a Dios! Así que por este medio me pude comunicar con Audra. Fue bastante raro al principio, el escribir “ehhh, soy tu padre…” pero fue el comienzo de un proceso de restauración increíble, ordenado, inspirado y dirigido por Dios mismo. Y todo porque Él me ayudó a volver mi corazón hacia mi hija. (Continuará)
Excelente narración…gracias por compartir. Asi aprecio yo mas cada momento de sus vidas!
También se que esto ayudara a muchas personas a entender como DIOS arregla las cosas.
SA